A la maestra pedante y rigurosa, que exige orden incondicional, exactitud y disciplina. A familias pertenecientes a grupos minoritarios discriminados, que acumulan mucho odio, humillaciones, decepciones y lesiones de su amor propio. A toda persona a la que le molestan los ademanes, muletillas, errores, faltas, estupidez de otras. A personas que trabajan como: correctores, críticos de arte, auditores, que de este modo, manifiestan una tendencia a la hipercrítica (puede ser positivo). A toda persona criticona, intolerante, que no entiende a los demás. Padres que nunca están conformes con las notas de sus hijos, les exigen lo máximo y nunca están contentos. A terapeutas que por orgullo intentan ser amables con sus pacientes. A personas que se creen en posesión de la verdad.